Dª Verena Schmid, matrona independiente y directora de la Escuela de Arte Obstétrico de Florencia, nos mostró la importancia de respetar lo máximo posible la fisiología del parto, y cómo el dolor formaría parte de esa fisiología, cumpliendo una serie de funciones con su presencia, que lo hacen valioso: la función “física” del dolor, como protección, que hace que la mujer necesite mover su cuerpo para aliviarlo, adoptando posturas y haciendo movimientos que benefician al proceso del parto, y protegen a la madre y al bebé por nacer; la función “psíquica” del dolor, que activa las hormonas sexuales tan importantes para el progreso del parto, y permite a la madre “dejar ir a su bebé” fuera de su cuerpo; una función “energética”, mediante la cual el dolor, en el expulsivo, hace que la madre pueda empujar y parir a pesar del agotamiento; y una función “afectiva”, por la que el dolor de las contracciones predispone al vínculo con el bebé.
Nos ofreció una nueva visión sobre nuestro papel como profesional  matrona en la instrucción, preparación y mejora del conocimiento de la mujer y la pareja en el afrontamiento de la vivencia del parto, afirmando que debemos ofrecer a la mujer la analgesia fisiológica con tanto énfasis o más al empleado al ofertar una epidural.
Para dar un significado al dolor del parto en una sociedad como la nuestra, se puede entender como un ejercicio de la capacidad de afrontamiento que la mujer conservará durante toda su vida, y que puede ayudar a la superación de momentos difíciles o cambios a lo largo del a vida.

 

La psicóloga Dª Gabriella Bianco nos mostró cómo el miedo forma parte de nuestra vida, y que también tiene una serie de funciones. De hecho, una cierta dosis de miedo, de estrés, es positivo para estar alerta y poder dar lo mejor. Hay miedos que son “universales”, que se dan en muchas culturas diferentes: el miedo a morir en el parto, y el temor por la salud del bebé. Las mujeres tenemos miedo por factores culturales, sociales, familiares, de carácter… y por el hecho de que en la sociedad occidental el embarazo se vea como un evento “médico” y no como parte de un proceso de salud. Pero cuando ese miedo genera ansiedad, nos encontramos con problemas derivados. El proceso de maternidad vivido con miedo, no favorece la salud perinatal: confunde, paraliza y cierra.
Para disminuir la ansiedad gestacional, recomienda construir entre la matrona y la gestante una adecuada relación terapéutica, de confianza, apoyo y acompañamiento. Esto generaría herramientas de afrontamiento en la mujer y su pareja para el embarazo, parto y puerperio, y promovería la salud mental durante este periodo de la vida. Para las matronas como profesionales, ofrece tres antídotos para vencer al miedo: sabiduría, confianza y amor.

 

Se procedió al visionado del vídeo documental “La voz de las mujeres”, presentado por la asociación “El Parto es Nuestro”, y por su representante en Tenerife Dña. Lucy Lo Cascio, en conmemoración de la entonces recién celebrada Semana Mundial del Parto Respetado.

 

La Dra. Joima Panisello nos ofreció una gran ponencia sobre la alimentación y nutrición en las distintas etapas de la vida de la mujer, dotándonos de herramientas útiles para el manejo en la consulta diaria, con una interesante vertiente práctica en el formato taller sobre la elección y compra de alimentos.

Nos mostró a todas las matronas presentes la importancia de nuestro papel como educadoras de salud en todo los temas de nutrición de nuestra población, tomando conciencia de la influencia que poseemos en cuanto a cambio de hábitos en las mujeres: considerando cada pregunta que nos plantea una de nuestras usuarias, como una oportunidad educativa que no podemos desaprovechar. Y la importancia de personalizar absolutamente nuestras indicaciones o respuestas, en función de los diferentes aspectos de la realidad vital de cada mujer que acude a nuestra consulta. Las mujeres son transmisoras de valores de salud y son cuidadoras de todos los miembros de su familia. Todos los cambios saludables que podamos conseguir en ellas, repercutirán en toda su esfera familiar. Y recalcó la importancia de la alimentación como prevención e incluso tratamiento de disfunciones. Habló de los tres pilares de un vida saludable: un buen desayuno, el ejercicio físico diario (controlado por podómetro para hacerlo “consciente”), y apuntar lo que comemos cada día. En el embarazo, resaltó la importancia de una alimentación variada, pues el feto recibe a través del líquido amniótico sabores con los que se familiarizará y eso asegura que el niño, en el futuro, “coma de todo” y tenga por tanto también una alimentación variada.